viernes, 22 de octubre de 2010

LOW COST



He descubierto -como si me hubiera caido de un guindo yo también- una perversión del lenguaje y de la filosofía buenista del pensar global actuar local.

En mi empresa manejamos un concepto muy de multinacional que hasta ahora no me había preocupado de saber lo que significaba. Lo llaman el Global Sourcing Platform.


Hay un montón de gente dedicada a esta actividad aquí y en la central. Y cuando me he interesado en saber qué  rayos significa eso, más que nada porque tengo que redactar un contrato al respecto, me he enterado de que, literalmente, son las economías de escala que realizamos al comprar barato en 'low cost countries', es decir, en países 'baratos'. Y por qué son baratos esos países? Pues porque su mano de obra lo es. Ya está. Cuando uno compra en uno de esos países con empleados 'low cost' está haciendo 'global sourcing', es decir está ahorrándole a la multinacional europea unos durillos por medio de sueldos miserables. Miserables pero que seguramente darán de comer a mucha gente, no digo yo que no.

Perverso pero efectivo. Deleznable pero reconvertido a aséptico por las maravillas del lenguaje. Tanto, que me da pudor explicar en el contrato lo que significa el concepto en sí. Lo seguiré llamando 'economías de escala'.

POSDATA: he descubierto que otras multinacionales son más refinadas y los llaman 'BEST COST COUNTRIES'... es lo mismo pero es menos duro de etiquetar...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Los enemigos son siempre los mismos?




He titulado este post con una pregunta que le hacen al 'infiltrado' Gunter Wallraff, un periodista de raza que tiene que vivir las historias con su propia piel antes de escribirlas. El resultado último ha sido un libro que ahora publica Anagrama y que se titula en español Con los perdedores del mejor de los mundos, en el cual relata sus peripecias haciéndose pasar por distintos siniestros personajes. En Alemania ya ha provocado que investiguen a una empresa  subcontratada por Lidl y que cierren dos albergues en Hannover y Francfort.

Pero a mí lo que de verdad me ha impactado es verle convertido en un empresario funesto que pide a un prestigioso bufete de abogados que le 'limpien' la empresa de sindicalistas. Acudió para ello a unas charlas animadas y distendidas que, por el módico precio de 350 euros por cabeza, impartía semejante despacho legal con temas como 'Un futuro sin comités de empresa' o 'El despido sin motivos para despedir'. En palabras de Wallraff para El País acerca de este último reportaje dice: "sí, es el más bestia de todos; esos abogados son unos delincuentes... Pero no he recibido ni un sólo pleito por el. ¿Sabe por qué? Porque apenas araño la superficie: prefieren callar porque lo de debajo es aún peor".

Bien, si lo dice Wallraff, por qué no iba yo a poder opinar lo mismo? Lo que me estaba preguntando mientras lo leía es si no habría alguno de los ejecutivos de mi empresa asistiendo a esos cursos al mismo tiempo que el infiltrado. Y en caso de que no hablen alemán, si no habrán acudido a otro que les cuente lo mismo en privado y sin seminario?

Tuve un jefe con el que me llevaba muy bien -creo que era la única de la empresa que se llevaba tan bien con él- y que siempre se metía conmigo diciéndome que los abogados somos como alimañas que nos damos trabajo unos a otros. Qué frase tan sabia, porque eso es exactamente lo que hacemos.

Mi actividad del último año y medio en esta empresa se reduce, básicamente, a implementar un montón de contratos cruzados entre empresas del mismo grupo empresarial, que se intercambian servicios y materiales entre ellas y lo tienen que documentar por escrito. Pero no creáis que lo hacemos por gusto, es que las legislaciones obligan a ello. Ahora no puedes venderle ni un lápiz a tu matriz de la multinacional sin justificar primero: por qué te han pagado ese precio, y no otro, por ese lápiz, y cómo has documentado la operación de la venta del lápiz?

Así que, vender vendemos cada día menos. Por eso pende sobre nosotros una soga. Sin embargo, la de conexiones internas a documentar entre nosotros que pueden llegar a haber, oyes.

Estoy por tanto definitivamente de acuerdo con mi exjefe. Somos una mafia que nos alimentamos unos a otros, y más si cabe en tiempos de crisis. Tengo más  trabajo que nunca con tanta relación interna. Algún día alguien caerá en la cuenta de que no vendemos más que bolis y carteras entre compañías del grupo. De que el mercado ha caído tanto que ya nada nos justifica. Excepto las obligaciones legales a documentar. Supongo que seré de las que ponga el cerrojo y levante acta por escrito a continuación.

Una cosa más. Cuando a Wallraff le preguntan si los enemigos son siempre los mismos, él responde que "Una buena  parte, sí; sólo cambian las máscaras". Eso me hace pensar que no me desharé nunca de Oliver.

jueves, 14 de octubre de 2010

Desde la trinchera


Aguantando mecha y uniendo datos, porque nadie suelta prenda. La semana pasada tuvo lugar una reunión de altos mandos en la sede de la multinacional, pero el jefe de producción ha dicho que sus labios están sellados y no dispara ni con cargador lo que allí aconteció. El director dice que produciremos el año que viene. Pero a uno de ellos le han prometido un  puesto en la nueva organización, y el otro está con un pie aquí y otro en la jubilación anticipada -que no tan anticipada-, así que, por qué creerles?

Mi jefe de asesoría jurídica, al que nunca he visto la cara porque trabaja en la central extranjera y que nunca ha asomado el morro por estas dependencias de ultramar, además de no enviar jamás a nadie, me  ha enviado un mail diciéndome que si la semana que viene me venía bien que una rusa que trabaja para él, abogada para más datos, viniera a hacerme una visita para cerrar unos contratillos que tenemos pendientes desde casi principios de año. El chico abogado que tenía que terminarlos les ha dejado plantados para irse a un bufete anglosajón y ahora el merdé lo llevará la rusa. Aja! Así que sólo viene para ultimar esos contratillos, que con una conference call podríamos solucionar, o me la mandan de espía para ver qué se cuece por aquí?

Lo primero que se encontrará la rusa es que yo tengo un bombo ya de cinco meses, y dado que en la central no saben nada de mi embarazo, o eso creo, se va a poner pero que muy contenta cuando se percate de que si piensan desmantelarnos a principios del año próximo me van a pillar en el paritorio. Qué buenas noticias.

Lo segundo es que al enemigo ni agua.  Así que  no pienso soltar más que  información  enrevesada y compleja que haga dudar de las aptitudes de nadie para  gestionar este negocio, que no sea yo misma claro. Información es poder.

Y mientras, mi compañera financiera y yo nos preguntamos por qué nadie, incluidas nosotras, se revela y pregunta qué está pasando? Por qué todos, incluidos directivos, actuamos como si supiéramos el mal que  nos acecha pero no nos atreviéramos a nombrar ni la enfermedad ni sus plazos. Por qué nadie le planta cara al jefe y le pregunta qué  cuernos van a hacernos después de destriparnos? Y en cambio, todos seguimos trabajando mansamente como si nada.

Me recuerda a mi primer jefe Oliver y sus pesquisas.  Una vez nos tuvo hasta tres meses sin cobrar el sueldo. Nos decía que si no cobrábamos las facturas de nuestros clientes tampoco podíamos cobrar nosotros, que teníamos como veinticuatro años cada uno. Varios queríamos llamar a la central y contar  lo que nos estaba pasando. Pero uno, pensamos que a la central le iba a importar un carajo lo que hiciera Oliver con sus 'chicos'. Y segundo, que Oliver nos iba a soltar a los perros por chivarnos de su desorden. Así que aguantamos como  javatos hasta que nos pagó. Yo una vez llevaba tres millones de las antiguas pesetas en mi bolso acompañándole a un banco, y nosotros estábamos sin cobrar los sueldos, mientras él iba a ingresar esos tres millones a nombre de algunos de sus socios y del suyo propio. Ese día le di mi opinión sobre su actitud, mientras viajábamos a solas en su coche y entre la nieve, y me dije a mi misma que era hora de volar del nido y abandonar a Oliver por siempre jamás.

jueves, 7 de octubre de 2010

una proposición indecente

Este RR podría ser un alto ejecutivo de mi empresa. Algunos son incluso más guapos, y sobretodo más jóvenes que Redford claro. Y sin embargo, ninguno posee el glamour de Robert proponiéndole a Demi Moore una noche de sexo por un millón de dólares.

Pero la proposición que me ha llegado a mí es otra bien diferente. Y desde luego el sujeto emisor de la misma no le llega ni con tacones a Redford al ombligo.


 
Mmm. Preferiría haber conocido a Robert Redford en un casino.

martes, 5 de octubre de 2010

Esto no lo salva ni Superman

Ayer me dieron noticias frescas sobre la empresa en que trabajo. Frescas o podridas, según se mire. Alguien que sabe mucho de ella me dijo que los altos mandos han decidido cerrarla definitivamente antes de que hayan pasado seis meses.

Por eso, lo que me propongo a través de estas páginas es iros contando cómo sea ese cierre. Qué vueltas de tuerca demos entre todos y, más que nada, cómo se consigue poner el candado a un gato que empezó a maullar a principios del siglo veinte con una familia que creía en su producto. Si lo gestionaron bien o mal, si lo fabricaron mejor o peor, la historia los juzgará, no seré yo.

Precisamente hace dos minutos ha venido a verme el director de recursos humanos. Si supiera lo que  me traigo entre manos. Me comenta que la semana que viene tienen reunión con los sindicatos, que amenazan los trabajadores con ir a una huelga indefinida si nadie les habla claro, que no quieren más milongas. Yo considero que tenían que haberse despertado antes. Cuando nos empezaron a descuartizar y dividir en trozos.

Os acordáis del trabajo de Richard Gere en Pretty Woman? Yo no he podido olvidarlo. Compraba empresas, después las trozeaba y vendía los trozos. 'Así saco más dinero que con una empresa entera'. 'Ah', le dice Pretty, 'es como robar coches y vender las piezas, no?' Bueno, algo así hicieron con nosotros cuando nos compraron primero y después nos escindieron en varias empresas. Una para cada  actividad funcional, nos dijeron. A continuación, empezaron a despedir uno tras otro a los que habían mandado a una de las empresas. Pero como ya nos habían dividido, por esos sólo se pelearon los de la empresa nueva, y no los de la antigua. No se dieron cuenta de que todos tendríamos el mismo destino y crearon la ilusión de que unos sobrevivirían y otros no, en función de su nueva ubicación y 'funcionalidad'.

Pero antes que eso hicieron otra jugada igualmente inteligente. Prejubilaron a todos los sindicalistas furiosos de la empresa con unos sueldos más que dignos. Y mandaron mensajes al viento de que todo iba a continuar como estaba. No había pues de qué preocuparse.

Pero he aquí que de esas palabras no han pasado más que unos escasos tres o cuatro meses, y ya nos amenazan  por  todas  partes con mandarnos al carajo en grupo.

Lo de  siempre. Las fábricas hay que montarlas donde puedan pagarse los sueldos.  En Tailandia, o en China o en la India. O en Vietnam. O en Brasil. Pero no en la vieja Europa, donde te cosen a impuestos y te fríen a normas laborales en defensa del trabajador.

Así  que de momento aquí estamos. Con las espadas a medio sacar de su  funda, atascadas la mayor parte de ellas por falta de pericia. Y por miedo. Y por comodidad. Tú tranquilita, me dicen algunos. Que no vas a salvar Troya. Consigue lo que te toque y no hagas mucho ruido. Tienes familia que  cuidar y no te convienen los líos. Cuántos más como yo, de coge el cheque y no metas bulla?

Como tenemos elecciones autonómicas en noviembre, a lo mejor no quieren levantar antes la liebre. Nuestro President no podría soportar otra mancha más en su expediente antes de la despedida. Todo está fríamente calculado quizá, con un plan preconcebido que  no tenían ni los americanos al entrar en Irak.

Yo quise pensar que todo esto era azar y que un soplo de viento en Alaska nos salvaría de la quema. Pero me temo ya lo peor. Seguiré informando desde la trinchera, compañeros.