jueves, 14 de octubre de 2010

Desde la trinchera


Aguantando mecha y uniendo datos, porque nadie suelta prenda. La semana pasada tuvo lugar una reunión de altos mandos en la sede de la multinacional, pero el jefe de producción ha dicho que sus labios están sellados y no dispara ni con cargador lo que allí aconteció. El director dice que produciremos el año que viene. Pero a uno de ellos le han prometido un  puesto en la nueva organización, y el otro está con un pie aquí y otro en la jubilación anticipada -que no tan anticipada-, así que, por qué creerles?

Mi jefe de asesoría jurídica, al que nunca he visto la cara porque trabaja en la central extranjera y que nunca ha asomado el morro por estas dependencias de ultramar, además de no enviar jamás a nadie, me  ha enviado un mail diciéndome que si la semana que viene me venía bien que una rusa que trabaja para él, abogada para más datos, viniera a hacerme una visita para cerrar unos contratillos que tenemos pendientes desde casi principios de año. El chico abogado que tenía que terminarlos les ha dejado plantados para irse a un bufete anglosajón y ahora el merdé lo llevará la rusa. Aja! Así que sólo viene para ultimar esos contratillos, que con una conference call podríamos solucionar, o me la mandan de espía para ver qué se cuece por aquí?

Lo primero que se encontrará la rusa es que yo tengo un bombo ya de cinco meses, y dado que en la central no saben nada de mi embarazo, o eso creo, se va a poner pero que muy contenta cuando se percate de que si piensan desmantelarnos a principios del año próximo me van a pillar en el paritorio. Qué buenas noticias.

Lo segundo es que al enemigo ni agua.  Así que  no pienso soltar más que  información  enrevesada y compleja que haga dudar de las aptitudes de nadie para  gestionar este negocio, que no sea yo misma claro. Información es poder.

Y mientras, mi compañera financiera y yo nos preguntamos por qué nadie, incluidas nosotras, se revela y pregunta qué está pasando? Por qué todos, incluidos directivos, actuamos como si supiéramos el mal que  nos acecha pero no nos atreviéramos a nombrar ni la enfermedad ni sus plazos. Por qué nadie le planta cara al jefe y le pregunta qué  cuernos van a hacernos después de destriparnos? Y en cambio, todos seguimos trabajando mansamente como si nada.

Me recuerda a mi primer jefe Oliver y sus pesquisas.  Una vez nos tuvo hasta tres meses sin cobrar el sueldo. Nos decía que si no cobrábamos las facturas de nuestros clientes tampoco podíamos cobrar nosotros, que teníamos como veinticuatro años cada uno. Varios queríamos llamar a la central y contar  lo que nos estaba pasando. Pero uno, pensamos que a la central le iba a importar un carajo lo que hiciera Oliver con sus 'chicos'. Y segundo, que Oliver nos iba a soltar a los perros por chivarnos de su desorden. Así que aguantamos como  javatos hasta que nos pagó. Yo una vez llevaba tres millones de las antiguas pesetas en mi bolso acompañándole a un banco, y nosotros estábamos sin cobrar los sueldos, mientras él iba a ingresar esos tres millones a nombre de algunos de sus socios y del suyo propio. Ese día le di mi opinión sobre su actitud, mientras viajábamos a solas en su coche y entre la nieve, y me dije a mi misma que era hora de volar del nido y abandonar a Oliver por siempre jamás.

10 comentarios:

  1. Lástima que no abandonaras a Oliver con los tres millones EN TU BOLSO!!

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  2. JO GRASS: eso sí sería una buena novela!!! y ni siquiera me hubieran podido meter en la cárcel porque ese dinero no estaba declarado en ningún sitio, qué pena no tener cuarenta años cuando andaba en ese coche jajaja...

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  3. Yo también he pensado la película que podríamos hacer con lo de los tres millones... y con la espía rusa, je, je, je... A ver cómo avanza la cosa, mucha suerte, ya sabes...

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  4. JUAN RODRÍGUEZ MILLÁN: ya te digo, trataré de sacarle jugo al asunto, porque otra cosa no creo que le saque... gracias!

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  5. Lo que me viene a la cabeza es cuántos frentes abiertos, en el terreno laboral, y cuántas cosas se te juntan en el personal. Aguantais sin abrir la boca porque no sabeis como unir estrategias para resistir creo yo.
    Oliver un desgraciado, esas cosas dan experiencia en la vida, vale, pero veo a mucha gente vacunada contra todo tipo de preocupación por los demás, tipo Oliver.

    Susana

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  6. SUSANA: pues bueno, lo normal, no? la verdad que a mí me gusta tener varios frentes abiertos y estar en constante movimiento, será una deformación profesional ya... Oliver pues bueno aquí en mi empresa tenemos a un Oliver también, sólo que como me impactó el primero no me impactará ningún jefe más, o eso espero! me hizo una descreída y una cínica de mi profesión, hala ahí queda eso... y sin embargo, también tenía cosas buenas, cuando me despedí definitivamente del despacho nos invitó a todos a comer a costa de la empresa e hizo un discurso sobre mí que me hizo saltar las lágrimas, dijo cosas muy hermosas sobre mí, no sólo profesionales sino personales, me definió sobretodo como alguien de una enorme calidad humana, y en fin fue muy emotivo, nunca lo hubiera esperado de él porque cuando le dije que me iba me trató como si le hubiera traicionado o hubiera abandonado la única y verdadera religión, que era para él ese despacho... un tipo curioso, en fin ya llegará la novela sobre él...

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  7. SUSANA: en cuanto a que aguantamos sin abrir la boca, bueno a mí no deja de sorprenderme cada mañana ver cómo todos hacemos nuestro trabajo de modo profesional, responsable y sin rechistar, luchando contra una espada de damocles en la cabeza de cada uno... sin embargo, sabemos que no hay alternativa, la alternativa es montar una huelga? eso daría mucha alegría a la empresa, que no sabe cómo quitarse producción de encima porque no hay ventas, y día de huelga día que no se cobra... y qué más se puede hacer? cuando no puedes amenazar con parar la producción estás un poco perdido... la única buena idea sería una operación de marketing, es decir tirar por el suelo la imagen de las marcas de la empresa, ésa podría doler, pero no te olvides, yo no soy la sindicalista aquí, soy más que nada la abogada de la empresa, de la empresa, defiendo los intereses de la empresa, así que no seré yo quien les monte una campaña de desprestigio, salvo que quiera acabar expedientada por el colegio de abogados por falta de profesionalidad... no es mi estilo, cada uno a lo suyo... y sino me habría hecho abogada sindicalista...

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  8. Manela, a mi me gusta llevar una vida más tranquila, y los riesgos los dejo para el deporte, es otro planteamiento.
    La estrategia del desprestigio, considero que es alargar las cosas y tal vez al final de la agonía conseguir las indemnizaciones antes, tal vez.
    No sé si ha habido un malentendido porque entiendo tu posición, a la vez que tu preocupación por los empleados de la empresa, pero sí conozco muchos casos en que se aguanta todo lo que te echan encima durante años porque no se puede hacer otra cosa. Por otro lado, mi empresa somos dos, soy jefa, empleada, redactora, abogada y sindicalista, y a veces parada, a mi sí que no me va a defender nadie, ni lo hizo cuando era una contratada. Lo cierto es que tengo a la vez resentimiento por lo que ha sido mi historia laboral, y vergÚenza por no tener más conocimientos de mis derechos. Pero de momento estoy tirando con mi empresa de dos.
    Que tengas un momentín para descansar :). Un saludo.

    Susana

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  9. SUSANA: pues tienes mucho valor si llevas una empresa de dos! mucho más valor que yo que pongo la mano a final de mes para cobrar el sueldo, y muchos más riesgos!!! mucha suerte tú también... siempre cuando uno cuenta su historia laboral hay alguien que le hace parecer tonto porque él o ella consiguieron algo mucho mejor, como cuando compras de rebajas y alguien siempre compró más barato que tú, pero no te creas nada, la mayoría bajamos la cabeza y ponemos la mano, no hay muchos héroes por ahí perdidos... besos!

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  10. Hola Manolita.

    Mira tú, no se me había ocurrido lo del nombre, pero si te falla la multinacional, resulta muy adecuado para otro tipo de negocios.

    Un par de comentarios sobre tus personajes:

    Oliver. Me recuerda a un tipo que aparecía en una novela sobre una joven emigrada a París...

    La rusa. La mejor. No he podido evitar la risa. Me ha recordado el "rebote" que se agarró mi amiga Margarita , cuando un buen día vió aparecer por la puerta de su despacho a una rubia monísima, bronceadísima, modernísima, y más tonta que un zapato, pero que osó acaparar las bovinas miradas miradas masculinas, que hasta ese momento ella concentraba y despreciaba con aire de suficiencia. Porque Margarita es progre, liberal, liberada, profesional, de izquierdas... pero presumidísima. Fantástica. Bueno. Cuidado, porque si leo en una página de sucesos, que una rusa rubia acuática, ha aparecido al final de un oscuro pasillo, herida, llena de arañazos, con un par de calvas en el pelo, y moratones en las rodillas pensaré en tí.

    Besos Manuela

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