miércoles, 20 de octubre de 2010

Los enemigos son siempre los mismos?




He titulado este post con una pregunta que le hacen al 'infiltrado' Gunter Wallraff, un periodista de raza que tiene que vivir las historias con su propia piel antes de escribirlas. El resultado último ha sido un libro que ahora publica Anagrama y que se titula en español Con los perdedores del mejor de los mundos, en el cual relata sus peripecias haciéndose pasar por distintos siniestros personajes. En Alemania ya ha provocado que investiguen a una empresa  subcontratada por Lidl y que cierren dos albergues en Hannover y Francfort.

Pero a mí lo que de verdad me ha impactado es verle convertido en un empresario funesto que pide a un prestigioso bufete de abogados que le 'limpien' la empresa de sindicalistas. Acudió para ello a unas charlas animadas y distendidas que, por el módico precio de 350 euros por cabeza, impartía semejante despacho legal con temas como 'Un futuro sin comités de empresa' o 'El despido sin motivos para despedir'. En palabras de Wallraff para El País acerca de este último reportaje dice: "sí, es el más bestia de todos; esos abogados son unos delincuentes... Pero no he recibido ni un sólo pleito por el. ¿Sabe por qué? Porque apenas araño la superficie: prefieren callar porque lo de debajo es aún peor".

Bien, si lo dice Wallraff, por qué no iba yo a poder opinar lo mismo? Lo que me estaba preguntando mientras lo leía es si no habría alguno de los ejecutivos de mi empresa asistiendo a esos cursos al mismo tiempo que el infiltrado. Y en caso de que no hablen alemán, si no habrán acudido a otro que les cuente lo mismo en privado y sin seminario?

Tuve un jefe con el que me llevaba muy bien -creo que era la única de la empresa que se llevaba tan bien con él- y que siempre se metía conmigo diciéndome que los abogados somos como alimañas que nos damos trabajo unos a otros. Qué frase tan sabia, porque eso es exactamente lo que hacemos.

Mi actividad del último año y medio en esta empresa se reduce, básicamente, a implementar un montón de contratos cruzados entre empresas del mismo grupo empresarial, que se intercambian servicios y materiales entre ellas y lo tienen que documentar por escrito. Pero no creáis que lo hacemos por gusto, es que las legislaciones obligan a ello. Ahora no puedes venderle ni un lápiz a tu matriz de la multinacional sin justificar primero: por qué te han pagado ese precio, y no otro, por ese lápiz, y cómo has documentado la operación de la venta del lápiz?

Así que, vender vendemos cada día menos. Por eso pende sobre nosotros una soga. Sin embargo, la de conexiones internas a documentar entre nosotros que pueden llegar a haber, oyes.

Estoy por tanto definitivamente de acuerdo con mi exjefe. Somos una mafia que nos alimentamos unos a otros, y más si cabe en tiempos de crisis. Tengo más  trabajo que nunca con tanta relación interna. Algún día alguien caerá en la cuenta de que no vendemos más que bolis y carteras entre compañías del grupo. De que el mercado ha caído tanto que ya nada nos justifica. Excepto las obligaciones legales a documentar. Supongo que seré de las que ponga el cerrojo y levante acta por escrito a continuación.

Una cosa más. Cuando a Wallraff le preguntan si los enemigos son siempre los mismos, él responde que "Una buena  parte, sí; sólo cambian las máscaras". Eso me hace pensar que no me desharé nunca de Oliver.

3 comentarios:

  1. Cuanto más te leo más le alegra haber salido por patas de ese mundillo. Ahora soy un ama de casa con hijo en paro, escoria para ellos, pero estoy más feliz que una perdiz. Ánimo!.

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  2. !Qué horror de culebrón! y qué personajes: delincuentes, aves carroñeras, mafias diversas... Joderrr, cómo está el parque. Yo de tí, querida, echaba el cerrojo y me dedicaba a ver cómo crece tu nuevo retoño, aunque no dudo que te va la marcha y pase lo que pase, resulta hasta divertido participar en la batalla!,jajaja

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  3. MAMÁ (CONTRA) CORRIENTE: pues de eso se trata, de estar más feliz que una perdiz en lo que hagas!!! me alegro de que salieras corriendo de ese mundillo, es una señal inequívoca de cordura!

    JO GRASS: tú lo has dicho, me va la marcha, ya me conoces!!!

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